El puente de las gafas: un detalle pequeño que marca una gran diferencia

Cuando hablamos del ajuste de unas gafas, solemos pensar en si aprietan las patillas, si la forma nos favorece o si el tamaño encaja. Pero hay un elemento técnico y estético que influye más de lo que parece: el puente.

Sí, esa parte que une ambas lentes y se apoya sobre la nariz puede ser la diferencia entre una gafa cómoda y una que nunca terminas de ajustar bien.

¿Por qué es tan importante el puente?

Un puente bien diseñado:

• Permite que la montura se asiente de forma estable y natural.
• Evita que las gafas se deslicen o se claven con el uso.
• Aporta equilibrio visual, manteniendo la gafa bien centrada en el rostro. Ni muy alta ni muy baja. 

Y no es un tema menor: una gafa puede ser bonita, estar bien hecha y tener buenos materiales… pero si el puente no está bien pensado, todo lo demás pierde valor.

Diseño con intención en Bayron Bay

En Bayron Bay, el ajuste es parte del diseño desde el primer boceto.
Muchos de nuestros modelos están pensados para rostros más pequeños o estrechos, donde un puente demasiado ancho o mal posicionado puede hacer que la gafa no quede bien ni se sienta cómoda.

Por eso cuidamos especialmente:

• La forma del puente (curvatura, apoyo, altura)
• La distancia entre lentes, adaptada a cada modelo
• La armonía con el diseño general de la montura

El resultado: gafas que no necesitan correcciones constantes, ni generan presión con el paso de las horas.

Acetato vegetal: comodidad desde el material

Además del diseño, el material que usamos también influye en el ajuste.
Todas nuestras gafas están hechas en acetato de origen vegetal, derivado de la pulpa de algodón o madera. Este material no solo es más sostenible, también es:

• Ligero, para reducir presión en nariz y orejas
• Flexible, lo que mejora el ajuste sobre distintos tipos de rostro
• Agradable al contacto con la piel, incluso con uso prolongado

Ajuste que se nota… por lo bien que sienta

En Bayron Bay creemos que el diseño no termina en lo estético.
Una gafa bien pensada es la que el cliente no necesita recolocar cada cinco minutos.
Es la que acompaña todo el día sin molestar.
Y para lograrlo, el puente importa, y mucho.